Como cada año, el pueblo vecino de La Puebla de Cazalla acogió a la Hermandad del Rocío de Osuna, como si fuese una hermandad más de su pueblo.
Remontándonos dieciséis años atrás, esta señera hermandad decidió celebrar una misa en La Puebla de Cazalla debido a la gran cantidad de peregrinos de este pueblo que caminaban junto con la hermandad ursaonensa en el camino rociero, hasta día de hoy que continúa realizándose la misa y el posterior almuerzo.
Fue a las 11:30h., cuando comenzó la misa, predicada por el capellán de la Hermandad, el Rvdo. Padre D. Manuel Jurado Perea, O.C., estando concelebrada la misa por el Rvdo. P. D. Eugenio, párroco del Convento de San Francisco de La Puebla de Cazalla.
Una vez comenzada la misa y después de la homilía, las personas que se hicieron hermanos durante este año, juraron las reglas de la Hermandad y con padrinos presentes, besaron la medalla rociera y se le realizó a la imposición de las medallas.
Aproximadamente unas 150 personas abarrotaban el Convento.
Fue al siguiente domingo, cuando la Hermandad continuó con sus actos celebrando la misa de los difuntos, en la Iglesia Conventual del Carmen.
La misa estuvo predicada por el Rvdo. Padre D. Manuel Jurado Perea O.C., ante un gran número de rocieros que asistieron para orar por sus fallecidos. Al terminar la misa se procedió al traslado del simpecado y el pastorcito divino a su altar mientras la salve de la Hermandad era cantada. Al llegar a la capilla de la Hermandad se rezó el Ángelus.
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